¿Renunciarías a un trabajo por cuidar tu salud mental?
Cambiar el trabajo será más o menos conveniente en función de la situación personal, pero es fundamental escuchar nuestro cuerpo
Cuándo estudiamos, lo qué más esperamos (además de la graduación) es el momento en que comenzaremos en un trabajo. Y nada de malo hay en tener como meta clara nuestra incorporación al mundo laboral, porque se trata de una gran experiencia, pero a veces lo hacemos a costa de nuestra salud.
Y es que a pesar de que la salud mental es uno de los temas que más preocupan a la sociedad tras la pandemia, dejar un trabajo para cuidar de ella aún puede estar mal visto, porque ¿Cómo me va a dañar mi trabajo?
Pero es que no vemos que el ambiente laboral, los compañeros de trabajo, las tareas y el propio desarrollo profesional tiene un impacto en nuestra salud de tal manera que existe un tipo de estrés específico relacionado con el trabajo: el estrés laboral.
Para Elisa Sánchez, psicóloga del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP):
“El estrés se puede suele definir como un proceso a medio largo plazo con unas fases de alarma, resistencia y agotamiento y, sobre todo, tiene más indicadores fisiológicos (que la ansiedad) y daños para la salud física”.
Además de todo esto y de que nos han educado par aguantar todo en un empleo, abandonar un trabajo sin tener otro es casi un sacrificio en nuestra economía actual.
¿Cómo sé cuando se esta afectando mi salud?
Cada persona tiene un limite y la capacidad de aguante dependerá solo de nosotros.
Es importante que sepamos cuando la cruzamos o cuando estamos a punto de hacerlo para poder tomar medidas al respecto.
Pero para Lidia G. Asensi, psicóloga sanitaria del centro Cepsim, en una entrevista para Smoda, esto son algunas alertas que puedes identificar y que te avisarán si tú salud mental esta en riesgo:
- Cansancio crónico
- Preocupación constante por el trabajo
- Incapacidad de desconectarte
- Problemas de sueño
- Apatía
Además, estos síntomas pueden derivar en dolores físicos como dolor de cabeza, problemas de estómago, inapetencia y finalmente problemas de autoestima.
Ahora, si quieres ejemplos más claros de un entorno laboral tóxico, sólo contempla si te envían mensajes a altas horas de la madrugada, te exigen hacer horas extra sin motivo, jefes ineptos, realizan maltrato verbal, etc.
Entonces ¿debo dejar mi trabajo por mi salud mental?
Luego de identificar que nuestro empleo nos esta dañando, debemos pensar en nuestro proyecto de vida:
¿Qué queremos? ¿Cuál es nuestro objetivo? ¿Qué estamos dispuestos a aguantar y qué no?
Porque en estos casos, es importante definir qué queremos personalmente y qué deseamos profesionalmente.
Ya mediato lo anterior, si puede ser saludable un cambio de trabajo, la psicóloga General Sanitaria del Instituto Psicológico Cláritas sugiere que:
“En el momento en el que este estrés laboral trae como consecuencia el desarrollo de algún trastorno psicológico como la ansiedad, la depresión o el abuso de sustancias, es momento de parar”.
Sin embargo, esta experta advierte que parar no significa en todos los casos cambiar de trabajo:
“Es importante que aceptemos y reconozcamos lo más rápidamente posible que en esas condiciones no podemos seguir trabajando de manera eficaz.
Una vez hemos parado, hay que tratar de disminuir los síntomas de estrés laboral.
Si tras mucho esfuerzo no logramos encontrarnos mejor, quizás sea el momento de plantearnos si queremos seguir en el puesto de trabajo actual”.
En esta misma línea, Sánchez comenta que dejar el trabajo no es siempre la única solución, a su juicio, antes de tomar esta decisión puede ser conveniente pedir ayuda, desarrollar nuestras capacidades profesionales y habilidades de regulación emocional.
Por ejemplo, también es importante analizar las señales o red flags de esa organización, conociendo en detalle qué nos hizo enfermar, podremos evitarlo en futuros empleos.
Además, los psicólogos recomiendan dejar pasar un tiempo antes de empezar a buscar de nuevo:
“Cambiar el trabajo será más o menos conveniente en función de la situación personal de cada uno.
Pero si es fundamental aprender a escuchar lo que nuestro cuerpo nos está pidiendo en cada momento y saber darle respuesta”, añade Guerra.